lunes, 5 de enero de 2009

Insomnio

Tu pasajero oscuro me cansa, me exhaspera. Me gusta que este oculto, callado, observandolo todo desde algún recoveco, sigiloso. Pero cuando despierta, cuando tus ojos dejan de ser tus ojos para ser SU ventana, su palco, su pantalla, se que no hay coraza que me guarde de EL. Entonces voy hasta la mesa de luz, y miro el blister junto a la lampara de botella... tal vez sea uno de mis dias, tal vez sea yo, tal vez sea MI pasajera oscura. Pero no, no es. Entonces trato de charlar con el insomnio que me sobrevuela como un mosquito. Pero no, no hay caso. El sueño no llega. Solo preguntas. ¿Por que me hiere, si se que me ama? Y se que va a decirme que son solo ideas mías. El pasajero oscuro no es nada tonto. Siempre sabe encontrar la forma de que sean solo ideas mias. Pero el dolor que siento no es un mero síntoma inevitable de hormonas alborotadas. Me hiere, me confunde. El insomnio me pregunta por que... pero no puedo responderle. Entonces me levanto, enciendo un cigarrillo, y escribo líneas de blog barato y mediocre de esos que sí publican (nunca sabre por que) los diarios locales. Espero que tal vez el brillo de la enorme pantalla hiera mis ojos, y se entreguen al sueño. No quiero mas enojos, ni reproches. No quiero mas secretos. Y se que no es tu culpa, ni la suya siquiera, pero el pasajero oscuro, a veces, me cansa... me exhaspera.